En una escena digna de un cuento navideño, el gobernador Alberto Rodríguez Saá se presentó como un moderno Papá Noel para entregar computadoras a los jóvenes de la provincia. Sin embargo, esta acción, que pretende ser un gesto de inclusión y justicia social, resulta anacrónica y desprovista de sentido cuando más del 60% de los niños en la provincia están sumidos en la pobreza.

El pasado lunes, el Salón Blanco de Terrazas del Portezuelo fue el escenario donde el gobernador y su equipo llevaron a cabo la entrega de dispositivos para alumnos de 4°, 5° y 6° grado del nivel primario, y de 1er año del secundario. La ministra de Ciencia y Tecnología, Alicia Bañuelos, escoltó al gobernador durante el evento, donde se mostraron abrazos y sonrisas fingidas.

Mientras los niños recibían sus nuevas computadoras con entusiasmo, algunos de ellos ya tenían en mente una estrategia para sobrevivir en medio de la pobreza. Se sabe que muchos de estos dispositivos terminan siendo vendidos para poder comprar otras cosas más necesarias. ¿De qué sirve una computadora si no se tiene qué comer?

Algunos de los niños expresaron que utilizarán las computadoras para estudiar y hacer las tareas, pero también otros admitieron que las aprovecharán para descargar juegos y ver videos. Mientras tanto, madres y docentes destacaron las posibilidades que brinda la inclusión digital para el desarrollo educativo de los niños, sin tener en cuenta que la mayoría de ellos no tiene acceso a servicios básicos y vive en condiciones de extrema pobreza.

El gobernador, notablemente desmejorado luego de su derrota electoral, intenta jugar el papel del abuelo bonachón y generoso. Pero no necesita leer las cartas de los verdaderos deseos y necesidades de los niños, ya que parece estar desconectado de la realidad que viven miles de familias en la provincia.

Mientras tanto, la Universidad de La Punta y el Ministerio de Ciencia y Tecnología ya han entregado más de 41 mil dispositivos tecnológicos móviles, incluyendo tablets para niños y jubilados, y computadoras para estudiantes. ¿Pero qué sentido tiene entregarles a los niños herramientas digitales si no tienen acceso a una alimentación adecuada, salud o educación de calidad?

El actual gobierno se jacta de estas entregas como si fueran motivo de alegría, crecimiento y desarrollo. Pero la verdadera justicia social y la inclusión se logran cuando se garantizan los derechos fundamentales de los niños, como la alimentación, la salud y la educación. La entrega de computadoras puede parecer una buena acción a simple vista, pero es solo un maquillaje para ocultar la cruda realidad de la pobreza infantil que persiste en la provincia.