Threads estaba dando vueltas desde hacía tiempo. De hecho, los rumores sobre Instagram trabajando en un clon de Twitter habían aparecido sin demasiado entusiasmo. Pero los números indicaron que los usuarios estaban deseosos de una nueva alternativa porque el mismo día que la red social vio la luz tuvo 30 millones de registros. Un hito espectacular.
Por qué.
Twitter no necesitaba un clon, al menos, hasta la llegada de Elon Musk. Las idas y venidas y problemas que está enfrentando la plataforma que adquirió el CEO de Tesla por u$s 44.000 millones, la toxicidad que hay en la red y la última decisión de que las cuentas gratuitas podrían solo ver 600 tuits por día parecieron ser la frutilla del postre y empujaron a Meta a lanzar su producto casi un mes antes de lo estipulado.
La promesa.
Meta puede tener muchos problemas, pero tiene varias cosas que podrían lograr hacerle sombra a Twitter: su tecnología es mucho más robusta, tiene una mejor capacidad de moderación, clave para evitar el odio que pobló Twitter en los últimos años, y, sobre todo, una base de usuarios sólida.
Futuro.
Está claro que el nuevo clon, al menos por ahora, se convirtió en un éxito absoluto. La primera etapa, sin dudas, la superó con éxito. Ahora hay que ver cómo continúa Meta. ¿Podrá Zuck lograr que los usuarios migren de una red a otra? ¿Podrá tomar las medidas para que los mismos problemas que había en Twitter no migren a su nueva plataforma? Si lo logra, probablemente le habrá ganado la batalla a Musk y se habrá puesto una estrella más entre los éxitos que cosechó en su carrera.
Axel Marazzi/TN