La inocencia, la tarde de verano y la rayuela, hoy se hunden en meses de desesperación y dolor. A más de un año de su desaparición y con más de cien testimonios, se descarta tras no obtener nada más que confesiones falsas, la aparición de la pequeña.
Los pasados días, un joven de 26 años, que padece de esquizofrenia, se presentó en la comisaría 2° de San Luis, y aseguro haber asesinado y enterrado a la niña, con todo esto por delante, la justicia federal hizo su intervención.
Sin embargo las acusaciones de este joven, quedaron en la nada tras averiguarse que no es la primera vez que se culpa de un asesinato y que en cierta ocasión, dijo haber creado el covid.
A pesar de la movilización que trajo todo esto, gendarmería y todo el equipo de investigación, se propusieron hacer una reconstrucción de los hechos de la desaparición de la pequeña. Este trabajo tenía como fin encontrar nuevas medidas para esclarecer el suceso.
Se trabajó en varias etapas: la primera fue la recolección de testimonios y los registros de las antenas de las compañías telefónicas, siguiendo con el plan, pasaron a la etapa de trabajo en terrero, es decir reconstruir el momento en donde fue vista por última vez y también, recorrer nuevamente el último rastrillaje que se había hecho.
Con la pericia del joven esquizofrénico descartada, y con todo el trabajo que prosiguió, se siguen esperando respuestas que nunca llegan, como tampoco lo hace Guadalupe Lucero.