Con la designación de la flamante ministra sanluiseña Ayelén Mazzina, las piezas se comienzan a consolidar estratégicamente en el tablero político de nuestro país

A esta altura resulta muy obvio decir que la visita del Presidente Alberto Fernández a la provincia de San Luis no se debió a una mera visita laboral ordinaria.

El primer mandatario nacional, por estas horas, se encuentra en proceso de configuración de estrategias y alianzas con socios políticos que le posibiliten captar la mayor cantidad de votos, con el fin de permanecer un período más al frente del ejecutivo nacional.

La materialización del cargo de la actual ministra de Mujeres, Género y Diversidad, no pudo darse en un contexto más ideal para consolidar la relación entre el representante del ejecutivo nacional y su par provincial, quienes coinciden plenamente en cuanto a su norte político.

Casi como un designio del destino, Mazzina aparece en la escena política nacional, impulsada por la reciente realización del 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias llevado a cabo en la capital puntana, el que fue definido como un “gran éxito” en lo que a la agenda kirchnerista se refiere.

Lejos de ser un logro personal, su ascenso se favoreció de la pobre gestión de su antecesora, Elizabeth Gómez Alcorta, la cual, ya venía desgastada, al igual que las áreas de Trabajo y Desarrollo Social, que también tuvieron recambios en estos días; por lo que no significó mayores inconvenientes lograr colocar al frente del Ministerio Nacional, a una de las funcionarias predilectas de Alberto Rodríguez Saá e histórica militante del “Frente de Todos”.

“La Aye, cumbiera intelectualcomo le gusta hacerse conocer, fue ex concejal de la Ciudad de San Luis y secretaria de Mujeres, Diversidad e Igualdad de la provincia puntana y parte de la nueva generación de funcionarios que configuran el “Plan de Trasvasamiento Generacional” gestado por el Gobernador, mediante el cual, busca fervientemente instaurar su propia “Camporita” provincial.

No todo es colorido en la carrera política de la flamante ministra, ya que mientras estaba al frente de la Secretaría de Mujeres de la provincia, Florencia Magalí Morales fue asesinada en manos de la policía de San Luis, tras haber sido detenida ilegalmente durante la cuarentena obligatoria en 2020. La policía intentó encubrir el crímen, haciéndolo pasar por un suicidio, pero lo verdaderamente inquietante sobre el caso, es que la funcionaria solo se limitó a plantear: “Estamos a la espera de lo que resuelva la Justicia y que lo hagan con la perspectiva de género. Acá no hay nada que esconder, la Justicia tiene que resolver”.

Al parecer, fue una espera pasiva. La familia de Florencia denuncia el accionar de la Justicia; pero también, la mala gestión de la propia Ayelén Mazzina, por desentenderse del caso, tras dos años de impunidad para los femicidas y responsables.

Celeste Morales, hermana de Florencia, denuncia que “no hay justicia, sino encubrimiento y complicidad de todo un sistema que oculta un femicidio, porque nadie se suicida en una comisaría”. Hace unos meses, Celeste interpeló al presidente Alberto Fernández, buscando una respuesta que, hasta el momento, no ha llegado.

Sumado a esto, al renunuciar, Gómez Alcorta denunció “graves violaciones a los derechos humanos de las mujeres detenidas”, en el marco de la represión que descargó el Gobierno nacional sobre la comunidad mapuche en Villa Mascardi (Río Negro), que tuvo especial saña sobre mujeres embarazadas; hecho ante el cual, Mazzina no se ha pronunciado; incluso luego de que fuera motivo de repudio en el Encuentro plurinacional de mujeres y disidencias, en San Luis.

Ayelén Mazzina asume como ministra, siendo denunuciada por la familia de Florencia Morales por no haber hecho nada frente a este femicidio perpetrado por la policía de San Luis. Pero tampoco se le conocen posiciones públicas por los actos de represión hacia mujeres que perpetró el Gobierno que ella integra.

Una certeza, es que su designación poco tuvo que ver con sus competencias o aptitudes, sino que, fundamentalmente, se asentó en un acuerdo entre socios políticos que encontraron, de este modo, la forma de retribuir favores y sellar su compromiso con la Campaña de cara a las elecciones 2023.

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