Las marchas sociales a favor de Cristina Fernández de Kirchner en varias ciudades del país, tuvieron un común denominador: innumerables destrozos y suciedad, siendo el principal epicentro de estas acciones, el barrio porteño de Recoleta, donde actualmente reside la ex presidenta.
Durante los días de pugna los manifestantes cantaron la marcha peronista y brindaron mensajes de apoyo a la vicepresidenta tales como “si la tocan a Cristina, que quilombo se va a armar”, el cual, se convirtió en una suerte de slogan del kirchnerismo.
Leyendas como “Perón o muerte”, “CFK 2023″ o “CFK te amo”, adornaron las paredes de los edificios cercanos a la zona de concentración de la marcha.
Las movilizaciones comenzaron hace unos días luego de que el fiscal Diego Luciani pidiera que Cristina fuera condenada por la corrupción en la obra pública de Santa Cruz y, el sábado por la noche llegaron a su punto de máxima tensión, dejando estragos a su paso terminando cerca de las 22.30, cuando la exmandataria concluyó un discurso improvisado entre la multitud y llamó a la gente a “descansar”, porque había sido un “día largo”.
En la mañana del domingo, se observaban los resabios de una jornada agitada:
Pintadas, vidrios rotos, restos de alimentos y basura de todo tipo configuraban una postal del desastre que dejó un saldo de al menos 12 policías heridos y 4 manifestantes detenidos.
El operativo de limpieza en la zona de la manifestación precisó alrededor de 60 personas que trabajaron para higienizar el espacio donde se desarrollaron los disturbios.
Fernández de Kirchner se refirió a los incidentes que se presentaron entre la policía y manifestantes e indicó que “la violencia fue provocada por odio al peronismo. No toleran el amor y a la alegría de los peronistas”.