En medio del caos que azota a nuestra nación y a la provincia de San Luis, dos figuras políticas se encuentran y sellan una amistad que, desafortunadamente, no sorprende. Como reza el dicho popular, siempre hay un roto para un descosido, y en este caso, resultó en una alianza con el kirchnerismo que ha tenido un alto costo para nuestra querida provincia.

Tanto Alberto Rodríguez Saá, derrotado por la voluntad popular ante Claudio Poggi, como Alberto Fernández, abandonado por su mentora política Cristina Fernández de Kirchner meses antes de las elecciones primarias, parecen buscar consuelo mutuo en medio de la adversidad. Dos políticos despojados del poder que se abrazan en las ruinas de su legado político.

En un reciente acto, el presidente Fernández visitó San Luis para inaugurar 187 viviendas del programa federal Casa Propia, y allí destacó su amistad con el gobernador Rodríguez Saá. Con palabras cargadas de afecto, expresó: «Si algo bueno me dejó la presidencia, es haber ganado un amigo». Esta frase revela la complicidad existente entre ambos, una amistad que se hace más evidente en cada ocasión que comparten.

Sin embargo, mientras ellos celebran su camaradería, los ciudadanos sufren las consecuencias de sus políticas. Las viviendas entregadas en un acto similar en el Barrio Unión de Villa Mercedes hace apenas siete meses ya presentan graves problemas estructurales y carecen de servicios esenciales como el agua potable, según denuncian los propios vecinos. Es lamentable pero no sorprendente que las nuevas unidades habitacionales corran el riesgo de sufrir la misma suerte que las del complejo mercedino.

Alberto Rodríguez Saá y Alberto Fernández pasarán a la historia como los mandatarios que más contribuyeron al crecimiento de la pobreza y el desempleo en San Luis y Argentina. Su amistad, basada en acuerdos políticos y ventajas en la distribución de fondos, deja en claro que sus intereses personales han prevalecido por encima del bienestar de la provincia y del país.

Los sanluiseños han reflexionado sobre la situación actual y han elegido un cambio real en la política. Ahora es el momento, a nivel nacional, de no permitir que aquellos que han llevado al país al borde del abismo sigan ocupando cargos de poder. Necesitamos líderes comprometidos con el bienestar de la población, que actúen con responsabilidad y transparencia. La esperanza de un futuro mejor depende de ello.