A partir de la asuncion de Alberto Fernández, el 10 de diciembre de 2019 al frente del gobierno argentino, se ha cuestionado severamente la falta de transparencia y corrupción en su gestión.

Las críticas sobre la falta de honestidad en la gestión del gobierno y los hechos de corrupción en algunos sectores ha generado desconfianza en la población y ha debilitado la credibilidad del gobierno.

Hechos como la Vacunación VIP a principios de 2021, que involucraba a funcionarios y personas cercanas al gobierno que recibieron vacunas contra COVID-19 de manera privilegiada, saltándose el orden establecido en el plan de vacunación; irregularidades en contratos de obras públicas durante la gestión relacionadas principalmente con el manejo de fondos destinados a la construcción de viviendas sociales; la corrupción en el Instituto Patria, un centro de pensamiento político fundado por referentes del kirchnerismo, que ha sido objeto de denuncias de corrupción relacionadas con irregularidades en la utilización de fondos públicos; la presentaron denuncias de asociación ilícita contra el exjefe de gabinete de Fernández, Aníbal Fernández por vínculos con el narcotráfico, son ejemplos de una más que cuestionable administración.

A través de cuatro puntos de análisis se pretende exponer cuáles fueron los principales desaciertos en las decisiones que llevaron al actual presidente a destruir su propia gestión.

 

1- Crisis económica:

Durante el gobierno de Alberto Fernández, Argentina ha enfrentado una profunda crisis económica, con altos niveles de inflación, una caída en la producción y el empleo y una devaluación de la moneda, atribuyendo esta situación a las políticas económicas implementadas durante su mandato.

Durante el primer año de su gobierno, la economía argentina se vio fuertemente afectada por las medidas de confinamiento y las restricciones impuestas para contener la propagación del virus del Sars-Covid 19.

Esto llevó a una caída significativa en la actividad económica, el cierre de muchas empresas y la pérdida de empleos. Además, la deuda externa argentina siguió siendo una preocupación importante, ya que el país tenía que afrontar pagos de deuda significativos.

Para hacer frente a la crisis, el gobierno implementó una serie de medidas económicas. Se adoptaron programas de asistencia financiera, como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que proporcionaba pagos directos a las familias y trabajadores informales. También se establecieron programas de asistencia a las empresas y se implementaron restricciones a la compra de divisas extranjeras. Sin embargo, estas medidas no pudieron evitar una profunda contracción económica. La inflación siguió siendo alta, y la depreciación del peso, continuó. La falta de confianza de los inversores y la incertidumbre política también afectaron negativamente la situación económica.

En el contexto de la crisis, el gobierno de Fernández llevó a cabo negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reestructurar la deuda argentina. Se buscó alcanzar un acuerdo que permitiera aliviar la carga de la deuda y brindara un mayor margen de maniobra para la recuperación económica, pero las medidas para mitigar los efectos de la crisis, ocasionaron que la economía argentina continuara enfrentando dificultades significativas, incluida la alta inflación, la depreciación de la moneda y la deuda externa.

 

2- Reprochable manejo de la pandemia de COVID-19:

 

El gobierno de Alberto Fernández ha enfrentado críticas por el manejo de la pandemia de COVID-19. Algunos sostienen que las medidas de restricción implementadas fueron inconsistentes y poco efectivas y que hubo falta de planificación y coordinación en la adquisición y distribución de vacunas. Pero lo más polémico sin dudas fue el propio incumplimiento de las restricciones por parte de altos funcionarios e incluso el jefe del ejecutivo, quien organiza fiestas privadas mientras muchas personas padecían las calamidades del paupérrimo manejo de la pandemia.

Algunos aspectos relevantes durante ese período:

 

• Cuarentena estricta: En marzo de 2020, se implementó una cuarentena obligatoria y estricta en todo el país, que fue extendida en varias ocasiones. Esta medida buscaba reducir la circulación del virus y evitar el colapso del sistema de salud, pero resultó contraproducente para la productividad.

 

• Restricciones y protocolos interminables: Se establecieron medidas restrictivas para limitar la movilidad de las personas, como cierres de fronteras, suspensión de vuelos internacionales, restricciones a la circulación nocturna y cierre de actividades no esenciales. También se implementaron protocolos sanitarios en diferentes sectores que impactaron de lleno en la actividad económica.

 

• Programa de vacunación con prerrogativas: Se anticipó un programa de vacunación masiva contra el COVID-19, con el objetivo de inmunizar a la población, en teoría, de manera progresiva y prioritaria. Se realizaron acuerdos con distintos proveedores de vacunas y se estableció un calendario de vacunación escalonado. Sin embargo, la polémica se desató cuando el propio ministro de Salud, Gines García, reconoció haber especulado con la distribución de las vacunas, las que fueron aplicadas con prioridad a familiares y amigos del Gobierno.

 

3- Escalada de la deuda pública:

 

Desde el comienzo de su mandato, el gobierno de Fernández ha implementado diversas medidas para aumentar el gasto público con la excusa de estimular la economía y mitigar los efectos negativos de la recesión. No obstante estas acciones no sólo incluyeron el aumento de las asignaciones y programas sociales, sino que agrandó el empleo a través de programas estatales, lo cuál, sumado a la creación de nuevos ministerios y cargos públicos, terminó por socavar la economía argentina.

Durante el gobierno de Fernández, la deuda pública de Argentina ha seguido aumentando. Algunos críticos argumentan que la administración no ha logrado implementar políticas efectivas para abordar esta cuestión.

Además de la deuda externa, Argentina también enfrentó un aumento en su deuda pública interna debido a la necesidad de financiar los déficits fiscales. Durante la pandemia de COVID-19, el gobierno implementó medidas de estímulo económico y asistencia social que generaron un mayor gasto público y, en consecuencia, un aumento en la deuda.

Es importante destacar que el aumento del gasto público también ha llevado a un aumento significativo en el déficit fiscal y la deuda pública. Para financiar este mayor gasto, el gobierno ha tenido que recurrir a la emisión de deuda y a la financiación monetaria por parte del Banco Central, lo que ha generado preocupaciones sobre la sostenibilidad de la política fiscal a largo plazo.

 

4- Polarización política:

 

Durante el mandato de Fernández, Argentina ha experimentado una creciente polarización política y social. Algunos críticos sostienen que el gobierno no ha logrado promover el diálogo y la unidad entre los diferentes sectores de la sociedad y espacios políticos opositores.

Una de las principales fuentes de polarización durante su gobierno ha sido la agenda económica. Fernández no supo enfrentar la crisis económica en Argentina, llegando a la última etapa de su mandato con una incontrolable inflación y una deuda externa insostenible. Sus políticas económicas y decisiones, como el aumento de impuestos y la intervención en ciertos sectores de la economía, han generado divisiones y críticas por parte de la oposición y de algunos sectores empresariales, e incluso dentro de su mismo espacio político, hoy fragmentado por el despegue de la principal referente de la coalición, Cristina Fernández de Kirchner, quien actualmente se desentiende de la gestión de Alberto Fernández en un claro intento de salvar su imagen ante una inexorable derrota del oficialismo en las próximas elecciones.

Alberto hoy gobierna solo. Los cambios ministeriales que se produjeron durante su mandato por decisión de Fernández de Kirchner erosionaron su círculo íntimo de poder, quedando sólo vestigios de un presidente que jamás encontró la salida correcta a sus propias malas decisiones.

El capitán hoy sobrevive en el timón ante el inevitable colapso de un barco a la deriva, cuyo nombre es el Frente de Todos.