Anacrónico, así se define al lanzamiento del nuevo billete de mayor denominación de nuestro país y, cuyo valor de cambio, ya ha sido «devorado» por la crisis económica si tenemos como referencia el instante en el que el Gobierno lo vislumbró como una opción viable para intentar mitigar el feroz contexto inflacionario, motivado entre otras cuestiones, por una desmesurada emisión monetaria.

Tomando como referencia el dólar Blue o informal, siendo al que las personas tienen acceso real, el nuevo papel no alcanza cubrir un valor de cambio equivalente a poco más de 4 dólares, es decir que se acercaría al valor que tenia un billete de 1.000 pesos hace unos cuatro meses atrás para adquirir la divisa norteamericana en modalidad informal.

Los costos operativos referidos a la adaptación de los sistemas de seguridad de los cajeros automáticos y los gastos de importación de esta nueva representación monetaria que será producida en Brasil, China y España, tiene como resultado el fracaso de este proyecto de adecuación económica, sumando a esto, los grandes desembolsos de dinero en procedimientos logísticos que este movimiento requiere a las empresas que manejan grandes flujos de plata como Bancos privados y grandes supermercados.

La decisión de adelantar la medida se trata sin dudas de un intento desesperado por parte del Gobierno de Alberto Fernández de salvar algo de la integridad del flamante billete que comenzará a circular totalmente debilitado y enmendado a la larga lista de decisiones irrazonables de un sistema que ya no funciona.

No hay que descartar que se lance un billete de $5 mil pesos en los próximos meses, algo que había trascendido a principios de este año.

El nuevo billete de 2000 pesos, conmemorará el desarrollo de la ciencia argentina con Cecilia Grierson y Ramón Carrillo como figuras principales.