En medio de una profunda crisis económica y social, el gobierno nacional enfrenta duras críticas por su incapacidad para abordar la creciente pobreza e indigencia que azota al país. Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), la canasta básica ha experimentado un alarmante aumento del 7,2% en mayo, generando una brecha insalvable para miles de familias.
Los indicadores revelan una realidad angustiante: una familia necesita contar con un ingreso mínimo de $217.000 para no ser considerada pobre, y casi $100.000 para evitar caer en la indigencia. Estas cifras ponen en evidencia la dramática situación en la que se encuentran millones de argentinos, quienes luchan diariamente por cubrir necesidades básicas como alimentación, vivienda y educación.
En el ámbito provincial, los trabajadores de planes sociales en de San Luis se encuentran particularmente afectados por esta crisis. Gran parte de ellos se sitúan por debajo del umbral de indigencia, lo cual demuestra la insuficiencia de estas medidas asistenciales para brindar una solución efectiva a la problemática social.
Pero los datos más alarmantes se relacionan con la situación de los niños en el país. Dos de cada tres niños argentinos son pobres, privados de sus derechos fundamentales y sin acceso a condiciones mínimas de bienestar. La falta de acceso a la educación, protección social, vivienda digna, saneamiento básico y agua segura son solo algunas de las privaciones que sufren estos jóvenes, según un informe de UNICEF.
La pobreza y la indigencia en Argentina han experimentado un crecimiento acelerado en los últimos años. Durante el segundo semestre del año pasado, la pobreza alcanzó un preocupante 39,2%, mientras que la indigencia afectó al 8,1% de la población. Sin embargo, estimaciones de la Universidad Católica señalan que la tasa de pobreza ya ha superado el 40%, dejando en evidencia el fracaso de las políticas implementadas por el gobierno.
Los resultados del INDEC indican que, aunque de manera leve, se ha registrado una ligera disminución de la pobreza en el segundo semestre. Sin embargo, estos datos no deben ser motivo de celebración, ya que aún existen más de 18 millones de pobres y casi 4 millones de personas en situación de indigencia en el país.
La Universidad Di Tella pronostica un panorama aún más desolador, con tasas de pobreza que alcanzan el 46% en el último bimestre de abril y mayo de 2023. Estas estimaciones, sumadas al incremento constante de la pobreza en los últimos años, dejan al descubierto la ineficacia de las medidas impulsadas desde el gobierno para atender las necesidades más básicas de la población.