“El mosquito del dengue tiene hábitos domiciliarios y vive muy cerca del ser humano”, explicó Benítez. Este vector requiere condiciones específicas para su desarrollo, principalmente una temperatura de más de 17°C y recipientes con agua estancada que sirven como criaderos. “Cualquier recipiente que acumule más de dos centímetros de agua ya puede ser un criadero potencial“, advirtió el funcionario, ejemplificando que desde una tapa de gaseosa hasta un plato que está debajo de una maceta o una pileta en desuso.

La eliminación de estos criaderos es fundamental para prevenir la propagación del mosquito y, por consecuencia, del dengue. Benítez enfatizó que “al eliminar los criaderos, se elimina la posibilidad de la presencia del vector, tanto dentro como fuera de la vivienda, y no solo para nuestra familia sino para los vecinos de toda nuestra comunidad”.

El ministerio de Salud provincial ha estado trabajando incansablemente en la prevención durante todo el año y planea continuar sus esfuerzos durante el próximo verano. Sin embargo, Benítez subrayó que la clave del éxito radica en la participación activa de la comunidad. “Cada vecino, al ordenar su patio y eliminar posibles criaderos, contribuye significativamente a reducir el riesgo de transmisión”, afirmó.

Esta estrategia de prevención es particularmente crucial en las medianas y grandes localidades de la provincia, donde el riesgo de transmisión es mayor. Benítez concluyó con un llamado a la acción: “Cada esfuerzo de las familias por mantener ordenados sus patios y viviendas es el granito de arena necesario para lograr un control efectivo de la enfermedad“.

 

Fuente: ANSL.